Ganó la apuesta

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Durante una semana, o poco más, se vio al famoso millonario norteamericano, Andrew Carnegie, en varios trenes de los Estados Unidos con una jaula vacía en la mano.
Cierto empleado del ferrocarril, no pudiendo contener su curiosidad, le preguntó un día para qué llevaba aquella jaula sin pájaro. Y entonces Carnegie, entregándosela, le dijo, sin disimular la risa: “Tómela usted, buen hombre. He apostado con un amigo a que antes de un mes me encontraría algún impertinente que me hiciese esta pregunta, y, como ve usted, acabo de ganar la apuesta”.